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martes, 9 de diciembre de 2014

Cáncer

Erase en un mundo totalmente rojo, viscoso, con cientos de ríos unidos sin final corriendo aguas rojizas, con un cielo oscuro que de vez en cuando mostraba explosiones de luces deslumbrantes que se asimilaban a fuegos artificiales. En este mundo habitaban aldeanos en cantidades mínimas; al comienzo habían decidido construir un pueblo para refugiarse, pero había un inconveniente, este planeta temblaba a cada momento, como 2 fuertes golpes, suficientes para tirar todos sus intentos de construcción, así que por más intentos que dieran todo se iba a caer y caer sin parar.
Ya era suficiente de soportar aquellos temblores, era frustrante ver como todo su esfuerzo al construir varios refugios se iba a la basura con cada sacudida que aparecía repentinamente. Averiguar su origen no fue el mayor problema, al parecer los ríos eran los culpables de estos movimientos tan bruscos; cada vez que sus aguas llegaban a una enorme laguna roja, el centro de todo, aparecía una gran agitación que generaba un nuevo temblor. Sin tanto pensarlo los aldeanos decidieron tapar el más grande río con una esperanza de acabar con su problema.
Todos juntos empezaron a formarse en fila a orillas del rio más cercano a sus intentos de aldea, y uno a uno se arrojaba al agua roja y espesa y se sumergía, se sostenía firmemente, y uno a uno se integraba y se sujetaba de su compañero comenzando a crear un muro de aldeanos. La barrera ya estaba casi lista, debían aguantar la respiración el mayor tiempo posible con tal de ver el resultado; y cuando finalmente se unieron por completo, el espectáculo del río comenzó. Aguantaron la presión, las aguas empujaban cada vez peor y uno o dos aldeanos salían expulsados por el agua, pero el resto resistió y poco a poco el río dejó de correr, todos, empapados y exhaustos esperaron sin moverse unos minutos más; poco a poco el planeta dejo de temblar, cada vez los movimientos eran más lentos hasta que por fin las aguas del río cesaron y los fuertes movimientos desaparecieron. Satisfechos, se movieron de sus lugares y salieron del río, descansando un poco a sus orillas. Confirmaron que las aguas habían parado, y esta vez; solo por si las dudas, decidieron asentarse inmediatamente a un lado del río tapándolo por completo.
La tranquilidad y la armonía volvieron a sus vidas, por fin podían prosperar y vivir sin problemas. Pero con el tiempo, notaron como las aguas que quedaron flotando desaparecían poco a poco, y el suelo viscoso se secaba y quedaba tieso, al parecer el planeta se encogía. Comenzaban a perder gente con la sequía, el planeta comenzaba a desaparecer y junto a él los aldeanos. Ya no tenían a donde ir, al final de cuentas su esfuerzo no había valido la pena, solo habían conseguido algo peor, así que, sin más que hacer, solo esperaron, hasta que cada uno de ellos se secó, se murió y desapareció junto con el pequeño y tieso planeta ex rojo.

Este curioso planeta rojo en realidad era  el corazón de un joven de 15 años con cáncer...  Y estos aldeanos, pequeños microorganismos cancerígenos que en la lucha por su supervivencia acabaron con el chico poco a poco sin darse cuenta.
En mi opinión, no parecen ser muy distintos a nosotros, tal vez solo eso somos, microorganismos dañinos que al querer sobrevivir, terminan destruyendo todo su entorno.
Y, si estos seres tuvieran conciencia ¿Qué pensarían ellos de nosotros?



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