Traducir

Buscar

martes, 27 de octubre de 2015

¿Qué se siente morir?

¿Que se siente morir? Se preguntó Santiago Rosas estando de pie frente a una mesa rústica de madera en medio de la habitación apenas iluminada.
Era la misma pregunta que se hacía a diario, pero esta vez la respuesta estaba justo bajo sus manos. Con una mano sostenía una botella medio llena de veneno, y con la otra, acariciaba en círculos la circunferencia de la taza sucia que tenía sobre la mesa.
Se dispuso a abrir la botella, y aún dudando, comenzó a ponerla de canto para vaciar el veneno en la taza. Las manos le temblaban, era difícil hacer caer el chorro exactamente dentro de ella; algo de la bebida quedó derramada en la madera de la mesa, dejando rastro del acto que estaba por cometer el chico.
Levantó la taza llena de veneno. Ahora que lo pensaba, había sido bastante tonto al preguntarse lo mismo a diario, teniendo un millón de posibilidades a su alrededor para probarlo. Estar en esa iglesia encerrado era una tortura, no, en verdad era una tortura; el mismo ambiente hacia parecer que aquella iglesia en realidad era un convento lleno de salas de tortura. Había un desorden total en cada habitación, los desechos que más abundaban eran de trozos de madera, piedra, metal... En algunas salas se guardaban variedad de machetes y una que otra espada antigua de colección. Pero lo que había descubierto ese día era lo más importante: una sala llena de diversos frascos y botellas con contenidos totalmente fuera del tema de una iglesia, daba la sensación de que era una sala alquimista.
Santiago se había encontrado de inmediato con el veneno, y entre todos los escombros de la iglesia, esa bebida era la mejor forma de responder a su pregunta.
Se dio cuenta de que sólo se retrasaba a sí mismo envolviéndose en sus pensamientos, así que sin más, se armó de valor y llevó la taza a su boca; cerró los ojos y comenzó a beber rápidamente dejando pasar el veneno por su garganta evitando sentir el amargo sabor en su boca.
Cuando sintió que la taza había quedado vacía, la dejó caer al suelo provocando un eco en la habitación.
Se mantuvo inmóvil, esperando sentir algo con la bebida dentro de su organismo. Después de varios segundos el veneno tuvo efecto. Sintió un frío terrible en su estómago, que se expandió a gran velocidad por el resto de órganos, y enseguida por las venas, haciendo que Santiago se paralizara. Después, el frío fue remplazado por un ardor terrible, como si alguien hubiese provocado una ola de fuego dentro de él.
La garganta se bloqueó por completo, sus venas se comprimieron y los músculos se tensaron, fue ahí donde Santiago cayó al suelo luchando por respirar y poder gritar para aclamar el terrible ardor que lo recorría. Su vista se nubló, un contorno negro comenzó a cubrir su vista, y Santiago cerró los ojos sintiendo como si aquel veneno fuese una bestia gigante que lo envolvía y lo devoraba hasta llevarlo a la oscuridad total de su muerte.
¿Que se siente morir? Se preguntó en los últimos segundos de existencia en el vacío. La respuesta es nada, al igual que la oscuridad, no es nada


No hay comentarios:

Publicar un comentario